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Velilla de la Reina

Se sitúa Velilla en el límite de las tierras de la comarca de la Ribera del Órbigo y del Páramo y es límite y confín de las demarcación de tres obispados: León, Astorga y Oviedo. Se encuentra en la vía natural de entrada a la capital leonesa para aquellos que pretendan acceder desde el río Órbigo.

Varios puntos de interés encaminan los pasos del visitante hacia esta localidad de donde era natural el pastor a quien se apareció la Virgen del Camino en 1505. La iglesia parroquial, aunque de nueva factura, alberga un retablo barroco y varias imágenes góticas. El conjunto escultórico “El Negrillón”, realizado sobre un olmo de más de 800 años de antigüedad, con representaciones de escenas alusivas a la historia del pueblo. Las piscinas municipales completan el atractivo turístico y de ocio.

El antruejo de Velilla es una de las fechas especialmente marcadas en el calendario por ser uno de los más famosos y visitados de la provincia. La cita es el domingo del carnaval, fecha en que los guirrios y los toros, además de otros muchos personajes, toman las calles y plazas del pueblo exhibiendo el más puro Antruejo Rural Tradicional que hoy se puede contemplar. Otra cita importante tiene lugar en el mes de agosto, el domingo antes de las fiestas, cuando se celebra la Muestra-Demostración Práctica de Artesanías Tradicionales en el alto Órbigo, una feria multitudinaria y con amplio poder de convocatoria.

La historia

Su territorio formó parte en tiempos lejanos del cauce del río, como lo atestiguan las formaciones pétreas de canto rodado. Piedras que son el primer vestigio de la presencia y poblamiento de la zona por el ser humano, a través de las lascas y hendedoras que han sido descubiertas en la zona denominada “La Cantarillana”, al noroeste de la población y que datan del paleolítico inferior. En aquel momento, para aquellos pobladores, el río, el sol y la luna eran las divinidades protectoras y las que les proporcionaban alimento y sustento.

La ancestral costumbre del culto al agua y a las ninfas del río Órbigo, se refleja en la “fiesta de los Guirrios y los Toros”. La periódica crecida del río, que caña año reparte limo y materias nutrientes, es el origen de esta celebración. Los Toros y Guirrios recuerdan los antiguos ritos de la fertilidad, el toro que embiste rememora esas crecidas del río Órbigo y sus ninfas.

En el año 1616 fue descubierto, en La Milla del Río, un mosaico romano, parte de un templo dedicado al dios bacodonedo y una lápida votiva que fue datada con una antigüedad de los primeros años del siglo II de nuestra era y que se relaciona con la naturaleza o con el culto a las fuentes, a los ríos, al sol y a la luna. Ese mosaico, que representa el toro, fue descrito por el señor Saavedra, insignico académico de la historia, de esta forma: “En medio de diversas olas y entrelazadas se ostenta una gran figura de unas tres varas de alto, dibujada con la mayor valentía y elegancia, vestida de ondulante ropaje, con frente espaciosa, adornada de delicadas antenas y cuerpos formados y terminados por medias lunas. Su crespa cabellera remeraba el verde follaje que baña la corriente y vaciaba con robusto brazo y delgado cuerno de unicornio que con sus hilos de agua, simboliza el origen del río Órbigo”. Se identifica pues esta descripción con la propia descripción del río Órbigo y como un atributo de los ríos como recuerdo de él surgido de aguas intespetuosas. Las medias lunas de la lápida se relacionan también con las crecidas del río por lo que bacodonedo puede ser el genio o ninfa del río Órbigo. No hay obstáculo para aceptar el asentamiento romano en la zona a pesar de que no existan pruebas materiales.

El término “Velilla” hace referencia a un puesto de vigilancia dotado de una pequeña guarnición de caballería ligera, en contraposición al “castro” que supone asentamiento estable fortificado.

El campamento romano de la Legio VII Gémina instalado en lo que hoy es León y cuya fundación data del año 68 de nuestra era, estaba rodeado de una serie de puestos de vigilancia y observación en los que se destinaba una pequeña ala de caballería ligera o “cohorte”.

“Velilla” también hace referencia a “vesilla”, estandarte o bandera que llevan las legiones romanas, y a “velitis”, por militar “subvelis o subvesis”, es decir “bajo un estandartes”.

Las primeras referencias documentales de la existencia del asentamiento de población en lo que actualmente es Velilla son las siguientes:

El 4 de mayo del año 954 el rey D. Ordoño IV dona a su tía paterna una heredad en el busto de Alcoba o “Alcora”, según dice el documento, a orillas del río Órbigo, señalándose entre los linderos la desaparecida “Villavellid”.

En el año 1020, el Fuero de León, entre los términos que incluye dentro de su alfoz, habla de Villavellid.

La siguiente referencia documental no vendrá hasta cien años después, concretamente en 1122, en un pacto de concordia entre la Reina propietaria, Doña Urraca, hija de Alfonso VI y el obispo de León Don Diego; por el que la primera dona al segundo las villas de Villavellid y Villadangos. Entre los términos limítrofes cita a Alcoba, Villar de Mazarife y las aguas del Río Órbigo y, de forma ya independiente, a “Vilella” o “Velilla”.

El “Fuero de Alcoba”, del año 1218, otorgado por el maestre de la Orden de Santiago, D. Alfonso Rodríguez, vuelve a citar de nuevo a “Villela” entre los términos limítrofes y entre los confirmantes, como habitantes de Velilla, se encuentran D. Perigón, D. Pedro, D. Martín y D. Isidro Barrioluengo.

Ante estas referencias documentales se puede deducir que la población fue fundada entre el periodo que va de los años 954 al año 1120.

La reciente aparición, en el archivo histórico nacional, de la documentación proveniente del archivo del Duque de Frías, con la confirmación del Fuero de Velilla por el rey D. Fernando II y su hijo D. Alfonso IX, en el año 1176, ratifica esta teoría, puesto que si los derechos y privilegios de la villa son confirmados es porque con anterioridad ya habían sido concedidos.

Sin embargo la denominación actual de “Velilla de la Reina” no se comenzará a utilizar en la documentación hasta el siglo XIII.

En otro documento de 1354, Velilla, que ahora es ya “de la Reina”, es objeto de donación por la Reina Doña María, esposa del ya fallecido Don Alfonso XI, junto con el Señorío de Valdellamas de la Ribera, Turcia, Armellada y el Castillo de Aguilar, que se lo da por juro de heredad a Don Alfonso de Benavides, justicia mayor del Rey D. Pedro III y de su hijo.

El posesivo “de la Reina” fue añadido con seguridad en el periodo que va desde el año 1176 a 1354, año en el que encontramos la primera referencia documental de esta.

Sin embargo ¿qué Reina es la que se cita como denominación de la población?. La identificación de la Reina hay que buscarla en documentos posteriores, concretamente en la documentación de la catedral de León.

El “becerro de las presentaciones” o denominado “códice XIII”, un registro parroquial que aunque escrito en el año 1468, previsiblemente se copio de otro código más antiguo que se encontraba deteriorado, en su folio noveno, cuando llega a hablar de Villela dice: Dª. Berenguela tiene derecho de presentación, derecho de propuesta de párroco dentro del arciprestazgo de San Miguel del Camino, se citan también a Villavelid y a Villela, a la primera como villa e iglesia del Obispo y a la segunda como de Dª. Berenguela.

Por tanto ya sabemos que la Reina se llamaba Dª. Berenguela y que vivió entre los años 1176 y 1468 y que cumplan estas condiciones solo hay dos casos: Dª. Berenguela, esposa del Rey D. Alfonso VII, que murió en 1149 y Dª. Berenguela “La Grande”, esposa del Rey D. Alfonso IX y madre del Rey D. Fernando III “El Santo”, que murió en 1246, en cuya persona se unieron los reinos de Castilla y de León por renuncia de Dª. Berenguela a favor de su hijo Fernando III.

La primera, de ascendencia Catalana, nunca tuvo intervención de relevancia en la política de la época y fallece antes del periodo analizado, por lo que sin duda la Reina es la segunda, también llamada “La Castellana”, que además fue por un tiempo Reina de León, de sus torres, velillas o castillos.

La Boda de Alfonso IX de León y Dª. Berenguela, hija del Rey Alfonso VIII de Castilla, llamado “El Noble” y madre de D. Fernando III, llamado “El Santo”, Rey de León y de Castilla, vinculaba ambos reinos de forma inseparable e introdujo una unión de reinantes que ya no se rompería después.

Las capitulaciones entre ambos Reyes, que tuvieron frecuentes guerras y enfrentamientos, consistía en que Alfonso VIII, padre de Dª. Berenguela, dotaba a la novia con todos los lugares que las guerras precedentes habían quitado al de León y le dieron al de Castilla las torres de León, Astorga, Valencia y otros treinta castillos, poniendo diez plazas en guarnición Rey de Castilla, su suegro, para seguridad de lo pactado. Entre esos castillos y lugares, estaba “Velilla”, y de ahí el apelativo “de la Reina”.

Pablo Ferrero

 

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